Los Pirineos Aragoneses son un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza y la montaña. Con picos imponentes y paisajes inolvidables, esta región ofrece aventuras para montañeros de todos los niveles. En este blog te presentamos las 10 montañas más bonitas del Pirineo Aragonés, o mejor dicho, las más bonitas para nosotros, ya que decir que una es más bonita que otra sería injusto. ¿Sabías que hay 160 tresmiles en el Pirineo Aragonés?
1. Aneto (3.404 m): la montaña más alta del Pirineo
El Aneto, situado en el Parque Natural Posets-Maladeta, es el techo del Pirineo y un símbolo del montañismo español. Su ascensión es un desafío técnico y físico que atrae a montañeros de todo el mundo. El famoso «Paso de Mahoma», una arista estrecha con grandes precipicios, es uno de los tramos más emblemáticos de la ruta.
Si no tienes experiencia, contrata un guía.
2. Garmo Negro (3.051 m): un espectacular mirador del Pirineo
Conocido por ser el pico más occidental del macizo, el Garmo Negro ofrece una subida directa que exige buena forma física. Desde su cima, las vistas de toda la cordillera son espectaculares. Su ruta parte de los Baños de Panticosa y asciende rápidamente 1.450 metros en tan solo 5 kilómetros.
Vigila el terreno con piedra suelta y no descuides el descenso, que puede ser resbaladizo.
3. Posets o Punta de Llardana (3.375 m): el segundo gigante del Pirineo
Enclavado en el corazón del Parque Natural Posets-Maladeta, el Posets es el segundo pico más alto del Pirineo. Su ascensión es menos concurrida que la del Aneto, pero igualmente desafiante y hermosa. La «Ruta Real», que pasa por el refugio Ángel Orús, es la más asequible.
El desnivel desde Ángel Orús es considerable, así que dosifica tus energías.
4. Monte Perdido (3.355 m): la joya del Parque Nacional de Ordesa
El Monte Perdido es el pico más alto del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Una montaña cargada de historia y belleza. Su ascenso desde el refugio de Góriz pasa por el famoso paso de la «Escupidera», un tramo que requiere mucha precaución.
Lleva crampones y piolet, incluso en verano puedes encontrar nieve o hielo.
5. Balaitús (3.144 m): la torre de granito
El Balaitús, situado en el extremo occidental del Pirineo Aragonés, es una montaña icónica por su forma característica y su terreno técnico. Subirlo desde el embalse de La Sarra supone enfrentarse a un itinerario exigente pero espectacular.
6. Gran Facha (3.005 m): una pirámide perfecta
La Gran Facha, con su forma piramidal casi perfecta, es una de las montañas más estéticas de los Pirineos. Su ruta más conocida comienza en el refugio de Respomuso y atraviesa paisajes idílicos hasta llegar a su cima.
La subida desde Respomuso es larga; considera hacer noche en el refugio para disfrutar al máximo la experiencia.
7. Mesa de los Tres Reyes (2.446 m): frontera y leyenda
Esta montaña se encuentra en el punto de confluencia de tres territorios: Aragón, Navarra y Francia. A pesar de no superar los 2.500 metros, su ascenso desde el refugio de Linza ofrece vistas espectaculares y un fuerte simbolismo.
Lleva GPS, algunos tramos carecen de señalización.
8. Midi d’Ossau (2.884 m): la silueta más famosa del Pirineo
El Midi d’Ossau, aunque situado en territorio francés, se considera una joya cercana al Pirineo Aragonés. Su ascensión requiere técnicas de escalada, pero contemplarlo desde el valle de Tena o Respomuso ya es un regalo visual.
Ideal para montañeros experimentados. También puedes disfrutar de sus reflejos en el lago de Artouste.
9. Castillo de Acher (2.384 m): una montaña de leyenda
El Castillo de Acher parece un castillo natural, con sus paredes verticales y una cima plana. Su ruta de ascenso es muy popular entre excursionistas que buscan vistas panorámicas sin los riesgos de un «tres mil».
La ruta desde la Selva de Oza es la más transitada. Lleva suficiente agua, ya que no hay fuentes en el camino.
10. El Algas (3.036 m): un "Tresmil" conectado al Garmo Negro
El Algas se encuentra en la cresta que conecta con el Garmo Negro. Aunque su altitud lo clasifica como «tresmil», es un pico accesible y que se puede alcanzar con facilidad desde el Garmo.
La pedrera del tramo final exige precaución, lleva bastones para mejorar la estabilidad.